miércoles, 9 de mayo de 2007

La maleta del fin del mundo

Roberto Echeto ®


La vida tiene momentos insólitos que nada tienen que ver con que a las mujeres les gusten las cicatrices de sus hombres.

A veces, vas manejando y tus sensores detectan que por la acera de tu derecha, viene una chica guapísima. Aún está muy lejos para poder detallar sus facciones, pero igual te dices que se trata de una beldad marmórea. Aceleras y sigues viendo a la hermosa dama; esperas a que esté más cerca, pero cuando tú y la chica coinciden en la misma línea trazada por la casualidad, un poste de luz se atraviesa y te impide verle la cara. Así el absurdo hizo que siguieras tu camino sin poder determinar jamás si la muchacha era tan bella como parecía.

Nuestra existencia se mueve en zigzag; nunca en línea recta. A veces, en uno de esos desvíos producidos por la fuerza del destino, la vida se abre y te muestra su reverso. Es ahí cuando los gorilas se ponen sus pelucas amarillas y surgen, en definitiva, los hechos insólitos que queremos contarles a nuestros semejantes.

El otro día, por ejemplo, Ricardo, el hermano de Roberto, le contó que vio a Ron Wood a su salida del Museo del Prado. Al día siguiente, Henrique, un amigo de Roberto, le dijo que su esposa fue al Museo del Prado y que vio a…

—Ron Wood —interrumpió Roberto.
—¿Cómo sabes tú a quién vio mi mujer en Madrid?
—Porque mi hermano, que también está de paseo por allá, lo vio.

Esa misma tarde, Henrique le mandó a Roberto un mensaje electrónico en el que reiteraba su sorpresa por aquella casualidad y le enviaba la foto que su esposa le había tomado al bajista de los Rolling Stones. Por allá atrás, chiquitico y asomado como buen venezolano, estaba Ricardo, admirando al legendario personaje.

Cuando menos te lo esperas, la vida echa chispas y te suelta un hombre araña que se mete en tu apartamento para robarte el ipod, la plata, la computadora y hasta la morocha recortada que te regaló tu abuelo, mientras tú duermes como un angelito. El hombre araña hace su agosto a oscuras hasta que, de pronto, va a la cocina, abre la nevera y se da cuenta de que hay una palangana rebosante de chupe.

Spiderman no puede resistir la tentación, saca la olla y se la lleva junto con los demás artefactos que depredó en varios apartamentos, además del tuyo. Eso sí: cuando toma la cuerda, que está amarrada en la azotea, se da cuenta de que tiene que hacer maromas para bajar a rapel por la pared occidental de tu edificio.

A la mañana siguiente, tú te sorprendes porque en la acera yace un cuerpo sin vida que tiene tu olla en las manos. Tus vecinos y los muchachos de la policía se ríen porque, a pesar de la caída, no se derramó ni una sola gota de chupe.

Como los hechos insólitos siempre están por ocurrir (y no todos son benignos), debemos estar preparados para afrontarlos.

Hay quien enfrenta esos hechos con su sola inteligencia y con los recursos que se le ocurren en el momento, cual Mc Gyver. Otros prefieren cargar una «maletica del fin del mundo», como la que tenía el matón que interpretaba Nicholas Cage en Face Off. En ese maletín el personaje llevaba un par de pistolas doradas, un frasco de aspirinas y una caja de chicles. Era la versión malandra y contemporánea de los avíos que cargaban consigo los pilotos de Dr. Strangelove. ¿Los recuerdan? En cada uno se guardaba una pistola, un condón, un diccionario en miniatura inglés-ruso, una Biblia también en miniatura y un pequeño lingote de oro; es decir: lo mínimo necesario para pasarla bien en pleno apocalipsis.

Y tú: ¿qué meterías en tu maletica del fin del mundo?

En la suya, este servidor metería mil dólares, un ejemplar de Macbeth, seis interiores limpios, una libreta, un marcador negro y un crucifijo-navaja.

Ahora sí: que vengan los monstruos.


http://robertoecheto.blogspot.com

8 comentarios:

Juan Carlos Chirinos dijo...

chamo, lo mejor de la foto es el guardaespaldadespaldas que cuida al rolling de los fans, pero que no puede evitar la "inmortalización" de tu hermano.
abrazo, bróder

Dakmar Hernández dijo...

Un view master, chocolates, un abanico chino de papel y un ejemplar del Besiario, escrito por Norma Morales.
UN beso!

carloszerpa dijo...

Roberto
Traigo varios años en la búsqueda de un crucifijo-navaja.
¿Donde puedo conseguir uno?
En el museo de la Inquisición vi una cruz que era a su vez una daga toledana.
Una vez compré una cruz que tenía adentro un frasquito para poner agua bendita.
Pero lo que de verdad quiero y necesito es…
Un crucifijo-navaja... y si es de plata mucho mejor.

Anónimo dijo...

Roberto, esa maletica es una vaina muy seria, a mí me devela pensar en la bendita maletica y su contenido. Por lo pronto una maletica-escritorio, como la de Paul Morand, no es una mala idea, de manera que vayamos a donde vayamos, podamos, por lo menos, escribir unas líneas en el trayecto.

SERGIO MÁRQUEZ dijo...

Una revista Hustler, el pito de Piñerúa y un yesquero.

Enrique Enriquez dijo...

El pito de Piñerúa es la trompeta del Apocalipsis. Por eso hay una armada secreta de celosos templarios haciéndolos desaparecer.

Unknown dijo...

Que satisfacción saber de alguien que desea llevar Besiario como parte de los aperos de subsistencia!! gracias Dakmar.
Yo por mi lado llevaría: una libreta de dibujo, merey, pasas y un ipod con la risa de mis amigos.
Besos
Norma Morales

Dakmar Hernández dijo...

Gracias a ti por esa belleza de libro, Norma.